jueves, 11 de marzo de 2010

X: Sobre la Lealtad

Lealtad. Las palabras son una especie de recipiente muy peculiar, ya que el contenido es indefinible. Las aproximaciones no alcanzan, lo que está dentro en realidad esta afuera, y hasta el mismo recipiente forma parte del contenido.

El que avisa no traiciona. ¿Y el que no avisa sí? Lealtad. No para con alguien en particular, sino para con el lugar al que se dice pertenecer. Los problemas entre personas inevitablemente penetran en las paredes de los lugares comunes entre ellas. Las cabezas ágiles preservan la estructura, ya que el derrumbe no es opción; uno, dos o tres no pueden desplomarse sobre 80 y que esté bien.

El entendimiento es algo que escasea. Los “códigos” ya son algo confusos. No existen. Hay cosas que existen porque se ven, porque se usan, porque se conocen; que existen porque nosotros las vemos, usamos, conocemos… la ignorancia socava toda esperanza de reconstrucción.

Lealtad es simple. Es hablar de frente. No es seguir ciegamente ni caer con el caído. Es hablar de frente. Las cosas pasan, las cosas las entiendo así, las cosas siguen así…

El problema son las palabras y la libertad. La falsa libertad que te deja en ausencia de apoyo. La falsa libertad que te encadena a la nada. La falsa libertad que no es deseable porque es abandónica. La libertad de los presos de la ignorancia, que hablan… y hablan… y hablan… con recipientes vacíos. Vacíos porque ellos sólo encuentran en las palabras lo opaco de su exterior.

Detrás de estas voces que hoy cantan despedidas en voz baja después de haber abandonado las noches que dan orgullo de pertenecer para luego pedirlas de nuevo a gritos, escucho murmullos ignorantes que con su no-entender pretenden crear. Crear crea cualquiera, pero la creación refleja en su ser al creador… no será su imagen ni su potencial volcado al mundo, sino su sentir hoy devastado.

Lealtad es simple para mí. Y sé que no es todo el juego debajo de la mesa.